Por Redacción La Almunia
Por fin llegó el día deseado, después de tanto tiempo los alumnos de 2º B de Bachillerato, de la asignatura Historia del Arte, no creían que pudieran ir de excursión.
El cielo estaba cenizo y finas gotas de lluvia caían cuando salieron de La Almunia. El viaje se hizo corto, entraron en Madrid y vieron los primeros edificios monumentales… ya quedaba menos.
Por fin pararon en la entrada de Goya, pero debían dirigirse al otro extremo. Durante el paseo pudieron ver lo grande que era el edificio. Una vez dentro se quedaron impresionados de cada uno de los cuadros. Había tantos que tuvieron que ser selectivos, y comenzaron a ver todos los que habían dado en clase, Fray Angélico, el descendimiento de la cruz, El Bosco, Goya….
David Aragón, profesor de la asignatura, y algunas alumnas, nos cuentan que verlos en directo no tiene nada que ver a cuando los estudian desde un proyector. Los colores, las pinceladas, las técnicas, el tamaño, los soportes… todo, absolutamente todo los llenaba de tal manera que ahora entendían por qué el arte te remueve el alma.
Según iban cambiando de salas, veían la evolución de la pintura, Tiziano, los venecianos, El Greco, Zurbarán, Ribera, Rubens, hasta llegar al genio de Velázquez, donde estuvieron más tiempo para descubrir los secretos escondidos de Las meninas y Las Hilanderas.
Sin haberse dado cuenta ya habían pasado dos horas, “la verdad es que pierdes la noción del tiempo dentro”, nos dicen.
Después de quedarse prendados por el sevillano, tuvieron otras dos horas para buscar un par de autores que les había mandado encontrar el profesor, en este tiempo pudieron descubrir la inmensidad de todo aquello.
Una vez fuera fueron a ver el palacio de Cristal, la estatua del Ángel Caído, y para descansar un poco, se relajaron en el estanque grande del Retiro, viendo el complejo que hizo Alfonso XII para su deleite; allí el atardecer les robó su última media hora en Madrid.
Otra vez de vuelta a casa, pero esta vez la sensación era distinta, volvían completos y felices de haber descubierto todo aquello.
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